El reloj marcaba las 9:30 am. La desesperación por encontrar a la persona idónea para realizarle la entrevista no llegaba. Después de un par de minutos, vimos venir dos siluetas a lo lejos. El sol de la mañana las alumbraba y les asignaba una apariencia angelical. Era una niña y su padre.
Cuando se acercaron a nosotros, descubrimos que, en realidad, eran dos guerreros. Luchaban por vivir, se enfrentaban a la pobreza todos los días. Ese nuevo día, habían ganado otra batalla. Ambos sonreían y reflejaban la alegría y el agradecimiento al Ser Supremo por aquella victoria.
Entre más conversábamos, más descubríamos sus hazañas. Él, durante su juventud, había trabajado como fumigador en las algodoneras; había entregado su fuerza y esfuerzo a aquella obligada tarea que desempeñó por el simple hecho de haber nacido pobre. Lo dio todo para sacar adelante a su familia.
Nos contó que el pago a todo aquel esfuerzo realizado había sido el deterioro de su salud. El efecto de los venenos se presentó varios años después y, ahora, le ha imposibilitado trabajar para mantener su familia. El menor esfuerzo le provoca cansancio y siente que va a morir. Pero no se ha dado por vencido y busca hacer, de aquella imposibilidad, una posibilidad.
Escribir sonetos no era su fuerte. Pero en aquellos momentos de angustia buscó refugio en Dios y, gracias a él, encontró el camino que lo condujo a la poesía. JACINTO AMAYA es un poeta, de 65 años, que reside en San Pedro Masahuat, departamento de la Paz. Su ignoto talento le ha permitido participar en algunos concursos de poesía y poner en práctica algunos de sus conocimientos.
El mayor sueño de don Jacinto es poder publicar sus poemas para poder tener un ingreso económico para ayudar en algo a su familia. El hecho de no poder trabajar se ha vuelto una barrera que lo aleja cada día de su sueño. Su talento me ha sorprendido y, por ello, le pedí autorización para poder copiar uno de sus sonetos que lleva por nombre ilusión.
Una noche por sorpresa
Te miraba en mis sueños
Y soñaba que era dueño
De tu boca color fresa.
Fue una bella pesadilla
Que jamás he olvidado,
Pues siempre había deseado
Que tu boca fuera mía.
Desperté con emoción,
Me sentí triste y disgusto
Ver que todo fue producto
De una fugaz ilusión…
Hoy por ti, mañana por mí… Si quieres ayudarlo escríbeme y te contacto con él. aguilarjcb@hotmail.com Mi cel. 7005-2168.
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