miércoles, 26 de agosto de 2009

EL POETA DESCONOCIDO

El reloj marcaba las 9:30 am. La desesperación por encontrar a la persona idónea para realizarle la entrevista no llegaba. Después de un par de minutos, vimos venir dos siluetas a lo lejos. El sol de la mañana las alumbraba y les asignaba una apariencia angelical. Era una niña y su padre.

Cuando se acercaron a nosotros, descubrimos que, en realidad, eran dos guerreros. Luchaban por vivir, se enfrentaban a la pobreza todos los días. Ese nuevo día, habían ganado otra batalla. Ambos sonreían y reflejaban la alegría y el agradecimiento al Ser Supremo por aquella victoria.

Entre más conversábamos, más descubríamos sus hazañas. Él, durante su juventud, había trabajado como fumigador en las algodoneras; había entregado su fuerza y esfuerzo a aquella obligada tarea que desempeñó por el simple hecho de haber nacido pobre. Lo dio todo para sacar adelante a su familia.

Nos contó que el pago a todo aquel esfuerzo realizado había sido el deterioro de su salud. El efecto de los venenos se presentó varios años después y, ahora, le ha imposibilitado trabajar para mantener su familia. El menor esfuerzo le provoca cansancio y siente que va a morir. Pero no se ha dado por vencido y busca hacer, de aquella imposibilidad, una posibilidad.

Escribir sonetos no era su fuerte. Pero en aquellos momentos de angustia buscó refugio en Dios y, gracias a él, encontró el camino que lo condujo a la poesía. JACINTO AMAYA es un poeta, de 65 años, que reside en San Pedro Masahuat, departamento de la Paz. Su ignoto talento le ha permitido participar en algunos concursos de poesía y poner en práctica algunos de sus conocimientos.

El mayor sueño de don Jacinto es poder publicar sus poemas para poder tener un ingreso económico para ayudar en algo a su familia. El hecho de no poder trabajar se ha vuelto una barrera que lo aleja cada día de su sueño. Su talento me ha sorprendido y, por ello, le pedí autorización para poder copiar uno de sus sonetos que lleva por nombre ilusión.

Una noche por sorpresa
Te miraba en mis sueños
Y soñaba que era dueño
De tu boca color fresa.

Fue una bella pesadilla
Que jamás he olvidado,
Pues siempre había deseado
Que tu boca fuera mía.

Desperté con emoción,
Me sentí triste y disgusto
Ver que todo fue producto
De una fugaz ilusión…

Hoy por ti, mañana por mí… Si quieres ayudarlo escríbeme y te contacto con él. aguilarjcb@hotmail.com Mi cel. 7005-2168.

miércoles, 5 de agosto de 2009

¿DONDE QUEDÓ EL MIEDO A LA GRIPE PORCINA?

Me sorprendió la gran concentración de personas en las fiestas Julias de Santa Ana. ¿Y no que suspendieron las clases para evitar la concentración de personas en un mismo lugar para que los alumnos no se contagiaran de gripe? La curiosidad me hizo darme una vueltecita por ese lugar y vi que estaba lleno de jovencitos y jovencitas en edad escolar. Como por planes del destino, la suspensión y las vacaciones se aunaron y cayeron como agua de mayo.

Me atrevo a decir que, a pesar de las medidas de suspensión tomadas por el Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud, en las escuelas no se manejaron los criterios de comunicación necesarios para transmitir y concientizar al alumnado a cerca del problema. Entonces, ¿De qué sirve suspender las clases si el estudiantado no acata las recomendaciones? A mi parecer esto es algo contradictorio.

Se suspendieron las clases por miedo a que los centros escolares fueran el foco de contagio de la mal llamada gripe porcina. Si hubo una suspensión de clases a nivel nacional, significa que el problema es serio y que no estamos hablando de una cosa sencilla. Habrá que detenerse a pensar en las consecuencias de contraer la gripe.

Como estudiante, me sentí afectado por la primera suspensión de clases porque, justo cuando estábamos en la última semana, todo queda paralizado. Un total atraso. ¡Y con las ganas que tenia de terminar ciclo! Ya necesitaba un descanso, pero no un descanso obligado, sino el que se disfruta cuando se sabe que se han pasado todas las materias o se ha dejado alguna. Pero es descanso porque en ese caso de nada aprovecha preocuparse.

Pero volviendo al asunto, considero que nadie le teme a la gripe de cuche porque… ¡Perdón!, a la gripe A H1N1, porque pocas personas se han contagiado de ella. Y como la mayoría de victimas han sido los niños, aunque parezca pésimo, ellos no nos pueden decir qué se siente estar contagiado de esa enfermedad desconocida.
Deberíamos ser más conscientes del problema. He oído decir a algunos de mis amigos que esa es una “gripe política”; otros que parecen más preocupados dicen que “es una gripe que se ha aunado a la crisis económica que se ha venido encima”, (aunque nuestro país siempre ha estado en crisis, pero se nos ha hecho ver, a través de eufemismos, que eso es falso).

En fin, a pesar de las opiniones de mis colegas –que fueron a las fiestas de Santa Ana y se contagiaron de gripe común-, lo que más debería importar, en un momento como este, es cuidar nuestra salud. Sea cierto o no, a nadie le gusta estar enfermo, porque la salud no se puede comprar.

Se podría empezar por informarse sobre el problema y luego sacar conclusiones. Es cierto que esta enfermedad ha cobrado ya varias víctimas, pero esto no ha frenado a las personas de ir a las fiestas Julias. Y, como tampoco las fiestas agostinas se suspendieron –por miedo a agrandar la crisis-, me atrevo a decir que muchos salvadoreños irán a disfrutar a las fiestas sin ningún temor. Incluso la mayoría de jóvenes en edad escolar irán sin ningún escrúpulo. Como a las fiestas llega de todo, no hay mayor aglomeración de personas que esa. Pero, de antemano, agradezco por estas largas vacaciones.