Con aquel viejo recuerdo de las cartas de amor,
entre el silencio y la soledad sombría,
brillaba en mi mente un tosco pensamiento.
No, no eran recuerdos. Eran solo papel y letras.
Papel y letras nada más. Sólo eso.
Letras que dibujaban en mi mente palabras románticas,
como rojas mariposas que vibraban en mi estómago...
Ése es el olvido. Sí el olvido...
Pero eran solo letras.
Así es, solo amargas letras.
Letras que destellaban como luceros en el amarillento papel de la ironía y la soledad...
Lo confieso. Ya no quiero recuerdos.
Quiero letras. Solo letras y nada más.
Autor: José Aguilar. aguilarjcb@hotmail.es